Desde que puedo recordar, iba dejando notas escritas en cada trozo de papel que caía en mis manos. Llevaba un diario atípico, pues, más que mi día a día, dejaba plasmados pensamientos abstractos o difusos. También recogía las palabras de otros que resonaban en mi interior: proverbios, citas literarias o cinematográficas, lecciones de vida de alguien más sabio... Escribía relatos cortos. También escribí poemas o versos sueltos, que se perdían en la maraña de letras con las que tejí mi infancia y adolescencia.
Y, cuando maduré, dejé de escribir, como si el peso de las obligaciones acallara la necesidad interna de expresarme, de cultivar mi alma. Más tarde, encontré la danza y, con ella, otra forma de expresión que sirvió de sustituto a mi escritura.
Hace un tiempo, encontré algunos de esos manuscritos del pasado y, tirando del hilo, deshice el denso tejido de palabras de mis recuerdos. Entonces, decidí volver a tejer, con ellas y con nuevas palabras, una escritura para compartir con todo el que deseara leerme. En ese momento, nació M. Lizán, mi pseudónimo de autor y mis primeras novelas y relatos autopublicados, de los que os iré hablando en este blog.
Os doy la bienvenida a Tejido de Palabras, un blog dedicado a la escritura en toda su amplitud: literaria, íntima y personal, libre y sin juicios.
M. Lizán
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