INCORPÓREO
Nunca había podido tocarla. En mi condición de ser etéreo, compartía el espacio con ella, me nutría de la energía que emanaba de su juvenil vitalidad y flotaba, invisible, en torno a su presencia. Pero, carente del sentido del tacto, no podía prestarle las caricias deseadas por mi alma intangible. Después de tantos años brindándole una compañía silenciosa, tomé la decisión de convertirme en su aliento, única opción posible para nuestro amor.
Microrrelato seleccionado en el X Concurso de microrrelatos románticos "Porciones del alma"